
Como un ritual de buenos días.
Aroma a misterio, las manos calientes, la bruma y el tiempo.
El día que se abre. Olor a café.
Como un saquito de rituales y detalles pequeñitos, casi invisibles, que agrandan el mundo, y ensanchan el tiempo, en otro revés.
Como un manto protector de recuerdos y secretos y canciones.
Como un sorbito, bien calentito, de amanecer